lunes, 3 de agosto de 2009

INJUSTICIAS

Nota publicada en Diario LOS ANDES domingo, 02 de agosto de 2009

Providencialmente, antes de escribir esta nota sobre el caso de la contratación de Cadillacs, asistí como socio del Club Hípico a una reunión por la intervención que éste “está sufriendo”. Se preguntarán ustedes qué tiene que ver una cosa con la otra, pues, en ambos casos operan cuestiones muy similares: acciones del Gobierno plagadas de irregularidades, infectadas de intereses, procedimientos espurios, daños a los bienes culturales y sociales, tufo a provecho material obtenido de maneras mafiosas y que involucran a actores privados en connubio con operadores oficiales. En resumidas cuentas, un capítulo más de nuestra historia como sociedad... salvo por una diferencia notable que quisiera recalcar: la acción conjunta de nuevos actores que suscitan el apoyo de parte de la sociedad, que se niega a seguir conviviendo con estas injusticias y estos estilos. Me refiero al acertado actuar del fiscal en la causa Cadillacs, que ha desnudado la trama oculta detrás de la contratación, la desidia de los gestores inoperantes de Cultura frente a los hacedores mendocinos, reflejada en el pago de una cifra exorbitante que contrasta de un modo grosero con lo que aquellos que velozmente aprobaron dicha suma están dispuestos a aportar para el desarrollo de colegas mendocinos que poseen méritos artísticos más que suficientes y siempre son relegados. En la historia del club, un socio contó lo que pasó con el viejo club YPF, con una intervención que les dejó a los dueños posteriores la torta servida en la manos... La parábola es el vaciamiento de los lazos sociales y afectivos establecidos por personas como usted y yo, el vaciamiento de la identidad cultural de nuestro pueblo, el imperio del poder del dinero, la barbarie glamorosa, la impunidad. Como artista, gestor cultural y ciudadano he sufrido reveses al tratar de hacer cultura con el apoyo del Estado, proyectos útiles para nuestra sociedad no llegaron nunca a realizarse por desconocer que el primer requisito que se debe tratar ante esta gente es la coima. Nunca me quitó esto el sueño y he seguido trabajando desde mi lugar por el bien de la cultura de mi tierra y de mi gente. Y es precisamente la gente la que hoy está reaccionando para que le devuelvan los bienes que le pertenecen y le han robado. Si la bomba atómica explotara en Mendoza no ocurriría nada, decía un chiste, porque a nadie le importaría, nadie se daría cuenta... Quizá esto esté cambiando y sea el saldo más positivo detrás de estas historias. Por Javier Segura - Artista y gestor cultural







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